Puse una rosa en una botella vacía de vodka, me parece que se ve muy bella, ese contraste envolvente entre el rojo de la rosa, el verde de sus hojas y su tallo, para caer en un rojo traslucido de la botella, simplemente se me hace muy hermoso.
Pero la manera en la que coloque la rosa en la botella fue simplemente algo muy relajante, la tome y calcule la medida perfecta para que la rosa luciera en esa botella, la corte, quitándole unas hojas y dejándole otras que lucieran mejor. Llene de agua una parte considerable de la botella la que creí que mejor luciría, para después colocarla en la mesa con esa cena gourmet que me tomaría muchas horas y días de marinaje en la carne. Y mi ropa, la más elegante de mi armario y esa loción que uno guarda para días especiales, todo eso listo, era perfecto todo junto, la rosa, las velas, la cena, la noche y yo, todo parecía perfecto, mis nervios me mataban, mis sentidos estaban al máximo percibiendo el más mínimo detalle; Oh por Dios- exclamé, una pequeña mancha en el techo, corrí a cambiarme de ropa para no mancharla o sudar en ella, agarre una parte de cloro y detergente y limpie y limpie, hasta que la mancha se esfumo, listo como nuevo, volví a correr a cambiarme de ropa y un retoque más al peinado y listo a esperar y esperar, porque esa noche nunca llegarías.